jueves, 22 de octubre de 2015

Microrrelato "Paso de la Laguna Estigia".

Un hombre se levantaba en las orillas de aquella laguna. El continuo movimiento del agua que chocaba con su cuerpo terminó por despertarlo. Confuso miraba a su alrededor, se hallaba en medio de ninguna parte, donde no sabía donde se encontraba, ni como había llegado. El lugar estaba envuelto por una espesa niebla. Se decidió a andar, rodeando la orilla andaba con paso lento. No conseguía visualizar nada al horizonte a causa de la neblina, sentía su cuerpo frío, (vacío de sentimientos por alguna extraña razón), en su mente se repetían las voces de sus familiares que le llamaban, que le lloraban. 
De repente, en medio de la bruma pudo vislumbrar un farol a lo lejos, dirigiéndose con prisa hacia éste, empezó a correr. Al llegar vio un viejo muelle con la madera ya carcomida por el tiempo, había un poste al cual estaba atado una pequeña barca, un viejo hombre se encontraba en ella posado a espaldas de él. Al acercarse al anciano, éste tornó su cabeza, y le dijo:
- Hombre, si ya estás aquí. Sabía que había llegado tu hora. Vamos, sube muchacho.
El hombre con sumo cuidado subió a la barca. Ya dentro, el anciano mirándole con curiosidad:
- Creo que tienes algo para mi - Y le introdujo sus dedos huesudos en la boca, dirigiendo la yema de los dedos hacia el paladar, agarró lo que tanto deseaba. De su boca había sacado un doblón de oro:
- Pues bien, ya podemos partir - Metiéndose la moneda en una bolsa colgada a su cintura, se dispuso a desamarrar la barca, y cogiendo un largo remo, empezó a remar cada vez a un lado de la balsa.
Cuando llevaban ya un tiempo, el hombre tembloroso dispuesto hablar, le preguntó:
-¿Hacia dónde nos dirigimos?
El barquero riéndose, le respondió:
-La pregunta no es hacia donde vamos, sino, ¿hacia dónde ya no vamos?







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